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viernes, septiembre 04, 2009

Marketing DEPORTIVO


En las conferencias de Marketing deportivo destaco el factor político como impulsor de las acciones en deportes para las ciudades. Las empresas apoyan y las personas que viven en ellas se ilusionan.
Jacobo Malowany


Las autonomías financian deporte y ocio a costa de los fondos públicos


Proyectos deportivos y de ocio, atractivos y que generan ilusión colectiva. En el lado opuesto, una lista de fracasos y rescates de dudoso beneficio para el contribuyente


La obsesión de la política por cambiar el devenir económico crece con la crisis. Planes de choque, vacunas contra el desánimo de los consumidores, ayudas a los sectores “estratégicos”. El dinero público fluye para dar respiro a empresas y consumidores.



Sin embargo, la frontera entre la acción puntual y la intervención total se sobrepasa en más de una ocasión. Es entonces cuando los gobiernos lanzan grandes proyectos de inversión empresarial que chocan con su labor puramente política. En el epicentro de estas obras faraónicas suelen convivir el deporte, el ocio y la expansión inmobiliaria. Modelos llamados a cambiar el paradigma económico de muchas regiones. O a lastrar finalmente el bolsillo de los contribuyentes.



El último capítulo de este tipo de intervenciones políticas ha sido la entrada de la Generalitat Valenciana como patrocinador en el Gran Premio de Europa de Fórmula 1 que se celebra en la capital del Turia.



El Ejecutivo valenciano apuesta así por impulsar negocios que, de alguna manera, considera “emblemáticos” para la región y generan negocio y empleo. En el caso de la Fórmula 1, el coste para las arcas públicas será de 90 millones de euros en cinco años, que es el importe del canon que requiere la empresa organizadora, Fórmula One Management.



El Gobierno presidido por Francisco Camps entra de lleno en este evento para asegurarse de que se va a seguir celebrando en el circuito urbano de Valencia durante los próximos años. Sin embargo, en su momento, cuando hace dos años se anunció el acuerdo con el máximo representante de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, la Administración señaló que no costaría dinero a los valencianos. Ahora la oposición critica esta entrada en negocios privados con fondos públicos, pero la Generalitat argumenta que el Gran Premio genera una actividad económica de 400 millones de euros para la región, lo que compensaría el coste para las arcas autonómicas.



Antecedentes

En cualquier caso, no es la primera vez que un ejecutivo autonómico sale al rescate del deporte del motor. El circuito de Jerez, construido en 1985 por empeño del entonces alcalde de la ciudad Pedro Pacheco, nunca logró levantar la cabeza, desembocando en quiebra en varias ocasiones. El último susto tuvo lugar hace dos años, cuando FCC consiguió una orden de embargo, pues no había cobrado aún la reforma realizada, que costó a las arcas municipales 40 millones de euros.



Finalmente, el recinto se puso en venta pero tras no encontrar comprador, en 2005 la Junta de Andalucía salió a su rescate, adquiriendo al consistorio jerezano en varios paquetes el 31,84% del capital, por 17 millones de euros, operación que terminó de ejecutar el pasado noviembre. El circuito aún no ha logrado remontar.



Durante el último ejercicio, Cirjesa, la empresa que lo gestiona, acumuló algo más de un millón de euros en pérdidas. Sin embargo, el Gobierno andaluz, que el año pasado triplicó su inversión en el Mundial de Motociclismo hasta los cinco millones –pago del canon y acciones promocionales– justifica estas partidas en el impacto económico que tiene en la zona este premio, 47 millones de euros.

En ambos casos, la Administración justifica la retroalimentación de estos proyectos. Es decir, generan actividad y, por tanto, ingresos fiscales para las arcas públicas.



La lámpara de Aladino aparece en el desierto del interior

El sueño de Las Vegas ha calado en España. La reciente expansión económica trajo consigo a la Península dos proyectos para crear una ciudad made in Spain de los casinos, el juego y el lujo que, por supuesto, ha tenido el apoyo público. El primero llegó a Ciudad Real en 2005, con el Casino Reino de Don Quijote; el segundo, aterrizó en 2007 en el corazón del desierto aragonés de Los Monegros, con Gran Scala.



Según las últimas informaciones, el grupo de ocio estadounidense Harrah’s Entertainment podría paralizar el hotel-casino del Reino de Don Quijote que preveía abrir en 2010. Un proyecto en el que han participado, entre otros, el Ayuntamiento de Ciudad Real y la intervenida Caja Castilla-La Mancha, que posee un 10,8% del capital.



Aragón, por su parte, ha cambiado toda su legislación del juego y los grandes equipamientos de ocio para que ILD comience a construir los 32 casinos, 70 hoteles y seis parques temáticos anunciados a bombo y platillo por el grupo de accionistas y el Gobierno regional. Pero, de momento, los empresarios no han movido ni una sola ficha para comenzar a construir.



Otro mega circuito en el Bajo Aragón

La fiebre de la Fórmula 1 no remite, a pesar de los dos años en blanco que lleva el bicampeón español, Fernando Alonso. La experiencia de Valencia o Jerez tampoco ha parado otros megaproyectos ligados a la competición del motor. El Gobierno de Aragón está levantando en Alcañiz, municipio de 15.000 habitantes sin conexión por autovía o tren con Zaragoza, la conocida como Ciudad del Motor de Aragón.

Un desembolso público de 150 millones de euros diseñado por Hermann Tilke, asesorado por el piloto Pedro de la Rosa y que incluirá un edificio del prestigioso arquitecto Norman Foster. El objetivo: llevar la Fórmula 1 y constituir en torno al circuito un parque tecnológico. Mientras, la gran industria regional del motor, la planta en Figueruelas de Opel, se debate por su futuro.
Publicado el 03-09-2009 , por Expansión. Madrid/Valencia/ Barcelona/ Sevilla

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